Carta de Sagayaraj desde el Hogar St. Joseph

Carta de Sagayaraj desde el Hogar St. Joseph

Carta de Sagayaraj desde el Hogar St. Joseph

¡Hola a todos! Soy Sagayaraj, tengo 15 años y vivo desde los 11 años en el Hogar St. Joseph para niños en Nazareth (India). Entré en el Hogar después de completar mi 5º grado en la escuela. Ahora hago 9º grado en St. Thomas Higher Secondary School.

Mi familia vivía en un pueblo llamado Pugayilaipatty. Cuando era pequeño, mi madre Ms. Shimla murió por una enfermedad. Mi padre, Mr. Thomas, no se pudo recuperar de la muerte de mi madre y dejó el pueblo a causa del estrés y la demencia. Su paradero todavía es un misterio para mí. Tras su desaparición me quedé huérfano, por lo que me llevaron junto a Mr. y Mrs. Sagayaraj, unos parientes muy cercanos de mi padre, pero ellos encontraron serias dificultades para cuidarme debido a que son completamente pobres. Así que me llevaron junto a mi abuela paterna, Ms. Susheela Mary, ella también luchó por mantenerme, pero no tiene ingresos.

Durante ese tiempo no comía bien ni tenía buena ropa, pero Fr. Earnest, el sacerdote de la parroquia de Pugaiyilaipatty (cerca de Dindigul), conoció mi situación y me ayudó para que entrara en el Hogar St. Joseph para niños huérfanos.

Me gusta mucho el Hogar y los compañeros que tengo. La mayoría de ellos son como yo y han vivido experiencias difíciles. Aquí recibo tres comidas completas al día y puedo ir a la escuela, que está muy cerca.

Mis notas están en la media de la clase, aunque lo que más me gusta es ser futbolista. Suelo jugar al fútbol en la escuela y participo en la escuela socio-deportiva con el Real Madrid. He sido seleccionado para jugar en el equipo de mi distrito y he ganado unos cuantos torneos. ¡Quiero llegar a ser el mejor jugador de fútbol! Ahora estoy orgulloso de decir que juego en el equipo del distrito. También me gusta la música y el baile.

Me gusta ir al colegio. Los profesores me animan y me guían hacia una vida feliz. Aunque muchos niños quieren ir a casa por vacaciones, yo rara vez voy a casa de mi abuela, porque no quiero ser una carga para ella que ya es muy mayor, así que me quedo aquí la mayor parte de los días de verano.

Soy muy consciente de la ayuda de la Fundación Esperanza y Alegría y estoy muy agradecido. Por eso, me comprometo a perseguir mi ambición y llevar una vida productiva. Gracias a todos los que me han ayudado.

Sagayaraj

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